La enferma, cuya identidad no se da a conocer, tardó poco en atribuir sus problemas de salud, que se agravaron, a la acción del demonio. O'Brien y su esposa organizaron un encuentro entre la mujer y un sacerdote local, que se ofreció a exorcizarla, y la enferma se sometió al procedimiento.
El caso quedó al descubierto cuando la mujer finalmente relató lo sucedido a su psiquiatra, quien lo denunció de inmediato ante el Consejo Médico General. Actualmente, O'Brien se enfrenta a cargos de mala praxis y está acusado de utilizar su profesión para influir en los ideales religiosos de un paciente. El médico niega todas las acusaciones.
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